1986 – ?
Hace varios años escuché de un estudio que decía que las personas que llevan una vida espiritual viven más años.
«El estudio proporciona evidencia persuasiva de que existe una relación entre la participación religiosa y cuánto tiempo vive una persona», afirma el coautor Baldwin Way, profesor asociado de Psicología en el Estado de Ohio. Cuyo trabajo se publica en la edición digital de ‘Social Psychological and Personality Science’
Este estudio revela que las personas religiosas viven en promedio casi 4 años más que las personas que no tienen vínculos con la religión. Entre los factores para destacar están el servicio a través del voluntariado, las relaciones sociales en los diferentes ministerios y las restricciones que cada religión pone a sus seguidores.
Esto afecta de manera positiva a las personas, ya que su pensamiento y formas de llevar la vida es diferente. Su pensamiento está canalizado y fundamentado en su creencia y la paz que esta le brinda al afrontar la vida.
El estrés es uno de los grandes males de nuestro tiempo. Otro estudio destaca que más de la tercera parte de la población vive estresada y este es uno de los grandes factores que ocasionan varias enfermedades que disminuyen la calidad de vida y por ende los años en las personas.
¿Pero tener una vida religiosa y estar metido en la iglesia realmente es suficiente para vivir más?
Pablo en filipenses 4 del 1 al 3 da palabras de aliento a sus amados hermanos, les dice que está muy orgullosos de ellos y que por ser cristianos los anima a solucionar sus problemas, les recuerda que ya sus nombres están en el libro de la vida.
En el versículo 4 les pide que siempre estén alegres, que demuestren alegría en todo momento. La alegría de tener a Jesús en el corazón y el gozo de la salvación cambia nuestro semblante, lo hermosea como su palabra dice en: Prov. 15:13. Pero vemos la parte (b) del verso que nos dice: Más por el dolor del corazón, el espíritu se abate.
Si tomamos en cuenta que somos seres tripartitos: Cuerpo, mente y espíritu. (1 Tesalonicenses 5:23) Vemos que el corazón, sentimientos, voluntad y pensamientos son partes de la mente. Esta es afectada por lo que permitimos que entre en ella, las cosas que escuchamos, conversaciones que tenemos, imágenes y audios influyen en nuestra forma de pensar aumentando el estrés. Si nuestros pensamientos son de desánimo y desaliento, esto afecta nuestras decisiones y estado de ánimo que influye en nuestras acciones.
En el Verso 5, nos recuerda la esperanza de la segunda venida de Jesús; vivir con ella nos da tranquilidad. Aunque no sabemos ni el día, ni la hora de este gran evento, vivir con tal promesa, hace que no sintamos temor por la muerte. Es más, Pablo nos dice que el morir es ganancia. (Filipenses 1:21). Y continúa el verso animándonos a ser amables con las personas y lo demostramos con el servicio a ellos.
El verso 6 es la clave de todo.
6 No se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos.
Filipenses 4:6 TLA
No se preocupen por nada. Esto es un mandato de parte de Dios, preocuparse es ocuparse antes de que suceda. Pero el mandato no queda ahí, sino que nos da la clave para no preocuparnos. Más bien, oren. La oración es vital en la comunión con el Padre. Esa relación que logramos al comunicarnos cara a cara con papá nos ayuda a llevar los problemas y aflicciones que vivimos de mejor manera. Disminuyendo la influencia del estrés en nuestras vidas por la esperanza de que todo está bajo su control.
Continúa diciendo pídanle a Dios todo lo que necesiten, recordemos que él es nuestro padre y como buen proveedor, suple cada una de nuestras necesidades. Lo que si nos pide es que seamos específicos en lo que pedimos, basta de esas oraciones escuetas sin sentido. La oración es el canal de comunicación directa en la cual el emisor y receptor entablan una conversación que tiene un propósito, en el caso de Dios, bendecirnos, darnos de su paz y animarnos a seguir.
Y sean agradecidos. No nos olvidemos del agradecimiento, agradecer por todo nos lleva a confiar en su propósito (Romanos 8:28) y que el proceso el cual vivimos está bajo su voluntad, que es buena, agradable y perfecta. (Romanos 12:2)
En el 7 nos enseña de la paz que sobrepasa todo entendimiento, esa paz que nadie puede entender, que a pesar de las dificultades que podamos estar pasando, estamos tranquilos. Nuestra vida y formas de vivirla reflejan esperanza, nos dan alivio porque no confiamos en nuestras capacidades o en las circunstancias que vivimos, sino que nuestra confianza está en el creador de todo.
Jesús decía mi paz les dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Lucas 14:27 RVR 1960
Finalmente, en el verso 8 nos pide que ocupemos nuestro tiempo, pensando en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno; que pensemos en todo lo que se reconoce como una virtud, y en todo lo que es agradable y merece ser alabado. Esto lo podemos aplicar en el servicio o voluntariado, modo de relacionarnos con otros y restricciones en nuestra manera de vivir que afectan nuestros sentidos. Si miramos nuevamente el estudio del inicio, vemos que se acopla muy bien a las 3 formas que se tomaba en cuenta para decir que las personas religiosas viven más años.
Y el verso 9 Pablo nos pide que tomemos su ejemplo de cómo llevar la vida conforme a la palabra de Dios, para que él nos dé su paz y esté con nosotros por siempre. No nos manda a encerrarnos, a meditar todo el día. Si no más bien que mostremos a la gente que aunque el mundo esté en crisis, hay una esperanza en Cristo Jesús.
Estos últimos meses he podido ver que una de las enseñanzas más grandes que Dios ha dado a mi vida es el dejarme de preocupar. Desde que salí el primer día siempre estuve con la ansiedad de saber, en donde voy a dormir, que voy a comer o hasta incluso que me voy a vestir en tal ciudad.
Sabía que en este viaje que emprendí iba a estar “solo” y que la seguridad que tenía cerca de mi familia, la iglesia y en mi ciudad ya no la tendría por un buen tiempo. Aunque la preocupación no me quitó el sueño, lo que sí me di cuenta es que esta no me permitía disfrutar de lo que estaba viviendo, no tenía la capacidad de admirar las maravillosas cosas que mis ojos veían y siempre estaba pensando en que pasará después.
Mientras estaba en Bogotá, ya estaba suponiendo cómo será Medellín, que tal será la gente de allá, me adaptaré al clima, tendré un buen lugar para vivir, me gustará la ciudad y así un montón de pensamientos que me estaban quitando la paz, desaprovechando el tiempo que tenía.
En ese momento Dios me dijo, disfruta el momento, vive el hoy, vive lo que estás pasando ahora; no tienes el control de lo que sucederá después. Si te sigues preocupándote por el futuro, pierdes la capacidad de ver las bendiciones que hoy te permito vivir.
Ahí se abrieron mis ojos y reflexioné en todo el tiempo que he perdido suponiendo y preocupándome estresado por lo que vendrá después y aunque es un aprendizaje diario, hoy voy a cada parte que Dios me permite estar, disfrutando cada momento, deleitándome de cada plato de comida, compartiendo y aprendiendo de cada persona que puedo conocer.
Aunque planifico donde voy a estar la semana siguiente, ya no me preocupo tanto. Porque varias veces Dios ha cambiado mi planificación para mejor, al instante mis planes cambian, lo que tenía seguro de un momento a otro ya no está y en vez de enojarme por lo que no se dio, he aprendido a aceptar con alegría su voluntad y su guía en este nuevo camino.
El camino es largo por recorrer y con toda la seguridad puedo decir que estos casi 3 meses en los que estoy fuera de mi país, la comunión con Dios es la mejor que he podido tener en más de 25 años de conocerlo. Eso me ha llevado a experimentar su paz que sobrepasa todo entendimiento y los pensamientos de qué pasará después o que por mi edad ya no podré alcanzar ciertas cosas; poco a poco son quitados de mi mente. Y es más, Dios me ha permitido plantearme nuevas metas que jamás pensé que podía hacerlas. He podido escuchar su voz diciéndome, no importa el tiempo, solo deléitate en mí, tus anhelos los tengo presente y sin que te des cuenta poco a poco los iremos cumpliendo juntos.
Yo no sé cuantos años más estaré vivo, no sé cuanto tiempo más, Dios me permita estar aquí en la tierra, tampoco sé que porcentaje de todo lo que anhelo hacer, él me permitirá cumplir. Lo que sí puedo comprobar en mí, es que vivir una vida espiritual me da tranquilidad y mucha paz. Por ende tengo mayor fortaleza mental y física. Y que cada día me levanto con la expectativa de que Dios tiene el control de todo y que mientras viva, daré mi vida para honrarlo a cada momento.
No te puedo garantizar que vivirás más o menos tiempo por creer y aceptar a Jesús, tampoco puedo asegurarte que no tendrás problemas o momentos de aflicción, simplemente puedo decirte que con Jesús la vida toma sentido, que nunca estarás solo y que el tiempo que podamos estar aquí en la tierra será de mucha bendición para ti y para los que te rodean.
Te animo a conectarte más con Dios. Y que a pesar de lo que el mundo pueda decir, es mucho más importante lo que Dios dice de ti y eso solamente lo escucharas al comunicarte con él en oración.
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